Felipe III, hijo de Felipe II y Ana de Austria, su última esposa, nace el 14 de abril de 1578. Destinado a suceder a Felipe II en 1583, al morir el anterior príncipe heredero, fue proclamado Rey de España justo a la muerte de su padre, en el año 1598. En 1599 celebraba en Valencia la boda con Margarita de Austria, hija del Archiduque Carlos y de María de Baviera. Entonces, el rey tenía 21 años y la reina Margarita 14. De los ocho hijos, solo tres sobrevivieron: Felipe, el futuro rey, María, casada con Fernando de Hungria, después emperador de Alemania, y Fernando, cardenal y arzobispo de Toledo. En el año 1601, el rey y su corte se translada a Valladolid; el 1606 volvería a Madrid. Margarita de Austria moriría súbitamente a los veinte y seis, en el año 1611. Felipe III muere el 32 de marzo de 1621.
Francisco Gómez de Sandoval y Rojas nace en 1552, hijo del IV marqués de Dénia, Francisco de Sandoval, y de Isabel de Borja, hija del duque de Gandía San Francisco de Borja. Marqués de Dénia desde la muerte de su padre, en el año 1574 se casa con Catalina de la Cerda, hija del duque de Medinaceli. En el año 1576 nace Cristobal de Sandoval, duque de Uceda. Grande de España, es gentilhombre de cámara del rey Felipe II (1580) y, después, de la del Príncipe (1592). Virrey de València entre 1595 y 1597.
Consigue ganar la confianza y la amistad del rey Felipe III. En 1598 es nombrado “Caballerizo Mayor” del Príncipe y después, del Rey, Sumiller de Corps y Consejero de Estado. En el año 1599, Felipe II le concede el título de duque de Lerma y le encarga la gestión de sus documentos, En 1603, moría su esposa. Forjó una inmensa fortuna. Su hijo, el duque de Uceda fue un fuerte adversario y acelera su caída, mientras que el joven duque de Olivares, valido del príncipe heredero, contribuyó decisivamente a su caída. En 1618 obtenía el capelo cardenalicio, lo que le procuró defensa e inmunidad contra los adversarios. El rey le permite su retirada justo ese año. Muere en Valladolid en 1625.
Sobre los rasgos de todos los dos personajes, valoramos estos extractos de una carta del embajador veneciano Contarini, y de la Historia de Felipe III, del historiador Gil González Dávila.
“Felipe III es muy católico, amante de la paz y la justicia, no tiene, sin embargo ningun placer o gusto (excepto la caza), es amigo de la soledad, no es soldado ni amigo de armas (…) pero tratando verdad, es capaz de los negocios y los entiende”.
“Su cristiandad es mucha, su capacidad moderada, su valor y coraje ninguno, con lo cual y con haberse entregado a su privado (que en eso y en andar de los bosques se le conoce la voluntad) se puede decir que el Duque y los bosques son el Rey, y así lo entienden todos y no hay quien se atreva al remedio”.
Simeone Contarini.
“Yo he dicho que el Rey declaró su gracia en el marqués duque, llamándole a los negocios de toda su Monarquia, no menos que con el título de Amigo, que es lo mas con que un Rey puede honrar a un Vasallo. En todos los papeles, que son muchos los que he visto escritos de su Real mano, respondiendo a otros del duque, se firma Vuestro Amigo, y el duque Humildísimo Esclavo de V. M., dandole a conocer desde donde nace el sol hasta que muere”.
Gil González Dávila.
El duque de Lerma crea un nuevo estilo de grandeza, a juicio de Gil González Dávila. Era un hombre culto, con una educación exquisita, conocedor de las nuevas corrientes del arte y aficionado a la pintura. El marqués de Denia atesora una de las mejores colecciones de pintura después de la real. No es casual que sea quien introduce, en 1603, a Rubens en España.
El duque de Lerma no escatima esfuerzos para ejercer su patronaje sobre artistas y escritores. Y las improntas de este mecenazgo entán presentes en los panegíricos, en las dedicatorias de libros de las más variadas temáticas, en las incondicionales odas que recibe de los muchos favorecidos. Una mirada a la producción impresa de aquellos años es bien elocuente.
Francisco Gómez de Sandoval y Rojas crea en Lerma un modelo de ciudad palatina ideal y en Valladolid algunos de los edilicios más representativos de la época. Aficionado a la liturgia y a la pompa de la corte, el duque de Lerma crea y diseña fiestas, espectáculos, ceremonias civiles y religiosas realmente destacables en este periodo epigonal del renacimiento hispánico, Algunos de estos fastos no son si no instrumentos para conseguir el zenit de su glorificación. Munificencia y evergetismo para manifestar y irradiar su poder.
El joven marqués hizo lo posible para acercarse al rey Felipe III y, así, conseguir favores reales y las prebendas necesarias para impulsar el proceso de glorificación de su linaje y su progreso en la corte.
El cuadro “galápago” del pintor valenciano Pedro Juan Tapia, existente en los almacenes del Prado y hasta la exposición del Museo del Prado nunca expuesto, fue, sin duda, un regalo del marqués al Rey, para enriquecer su Gabinete de Historia Natural. Representa a una especie de tortuga marina; su silueta, de volumen monstruoso, navega entre un fondo nebuloso. La cartela presenta este texto: “ESTE PESCADO PEREGRINO QUE SE TOMO EN LA ALMADRAVA DE LOS ATUNES EN DENIA ESTE AÑO 1597…”. Quien regalaba este críptico monstruo marino, dos años antes de la primera estancia de Felipe III en Dénia, en poco tiempo sería valido que rivalizaría con el propio rey en imagen, prosapia, mecenazgo, decisión y poder. Que pensaría Felipe II al ver entrar este presente en su casa!!
[Gisbert, 2004]